¡Gracias por vuestra visita!

Cuando me quedé embarazada sabía que nada sería como antes, que sería complicado, pero que disfrutaría del amor más grande, puro y fiel. Pero el Destino me aguardó la tarea adicional de ser una "Madre Especial", al enviarme a Pablo, por lo que he luchado, lucho y lucharé como sea por él toda la vida.

En cada entrada intento plasmar, de forma lo más resumida posible, esa perspectiva para que se siga dando a conocer al Mundo cómo es tener a una persona con TEA en tu vida.


miércoles, 9 de febrero de 2011

El eterno interrogante

        El 5 de diciembre de 2008, gracias a que se ampliaron plazas, Pablo comenzó a acudir a una guardería cercana. Ese momento fue crucial para Pablo y para quienes estábamos pendientes de todo cuanto le ocurriera, y es que esos cambios que es os comentaba en la entrada anterior fueron cada vez más continuados y peores de sobrellevar. En menos de un mes la psicóloga contratada por la guardería nos reunió para hablar de ello, ¡qué me iba a decir a mí! No quiso creer que hubiera algo más, que se trataba de un alargamiento en el período de adaptación de esa rutina, que iba a darle un margen al nene a ver si las cosas cambiaban. Yo intuía que algo no iba bien y todos me ignoraban. Aparte de mi familia y amigos/as, la cuidadora de Pablo (Mónica, a la cual agradeceré de por vida todo el faenón y el cuidado tan bueno que le ha dado) eramos las únicas personas que sospechábamos lo inebitable. Mientras, venga a pensar y pensar y preguntarse contínuamente.


        A mí me entró una gran ansia de poder averiguar qué ocurría y empecé a buscar en Internet información relativa al autismo y otros trastornos neurológicos, y eso que me advirtieron que no leyera nada al respecto sin tener un resultado, pero no podía esperar, quería saber a toda costa qué le sucedía a mi hijo e intentar poner alguna solución. Ya me lo aconsejaron, era muy duro de asimilar esa posibiliad, de pensar qué tipo tenía y de llorar mucho, porque no podía entender porque ocurren estas cosas: de dónde viene, la falta de información a nivel social y la falta de recursos de quienes les corresponden subvencionar y crear más ayuda a quienes lo padezcan, entre otras.


        Así estuve hasta primavera en que me reuní a solas con ella y los temores se iban haciendo realidad, porque tras el seguimiento realizado coincidió en la misma idea que mi madre y yo teníamos en la cabeza: autismo. Pero para asegurarse, y nunca mejor dicho, nos hizo acudir varias veces para estudiar comportamientos y actitudes "en familia", para informar e intercambiar opiniones. Sí, que se aseguró 150€ para confirmar que Pablo padece de un Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD), nos hizo un vulgar esquema para que situáramos en qué punto estaría Pablo y nos ofreció sus servicios para tratarle, previo pago, claro está... "¡Ni de coña!" pensé. Así que me fui por la tangente para procurar esa misma opción pero de forma gratuita. Acudí de nuevo a la pediatra de Pablo (Ana, otra gran persona a la que también le agradezco muchas cosas), con esa información para empezar a mover el tema. Me derivó a los sitios correspondientes y a partir de ese momento comenzaron los "peregrinajes" que muchas familias ya conocen.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es muy duro todo lo que leo, pero tu manera de ser te vendrá y le vendrá muy bien a Pablo para sobrellevar todo lo que os venga.
Muchos ánimos pequeña.
Besetes a los dos.
M.A.H.